¿Quién de
nosotros no ha conocido la angustia de las esperanzas defraudadas y de los
sueños frustrados?
Todos nosotros hemos tenido momentos donde sentimos
que no somos capaces de salir de los problemas. Vivimos momentos en nuestra
vida donde no vemos salida, momentos donde el camino oscuro parece no tener fin
haciendo que nuestras luchas sean muy grandes para batallar contra ellas.
Soñamos en grande pero pensamos en nuestras
incapacidades. Nos vemos en el espejo y nos auto juzgamos, sentimos que no
tenemos el potencial, que la vida es más fuerte que nosotros, que las
decisiones que hemos tenido que tomar han sido muy dolorosas causando que el
pasado sea más importante que nuestro presente. Parece que no
nos sentimos ni vivos ni muertos. Simplemente, existimos.
La vida está llena de retos y luchas. La vida está
llena de enfermedad y preocupaciones. En la vida, a veces, nos alcanzan los
vientos a favor de la alegría, el triunfo y las realizaciones, y otras veces
son los vientos en contra del fracaso, la aflicción y la tragedia los que nos
sacuden furiosamente. El camino es
muy empinado y la montaña muy alta
¿Qué podemos
hacer en estas circunstancias?
Lo que podemos hacer es no perder la Esperanza. Dios
te ha creado con un potencial excepcional y un propósito ÚNICO. Así que ¡No nos
rindamos¡ ¡sigamos adelante! porque aunque la montaña sea muy alta, mientras
subes veras que la vista mejora y los problemas se hacen más pequeños. Cuando
sentimos que no podemos más, Dios está con nosotros. Dios nos ha dado la
victoria. Dios te ama y no te abandona en ningún momento. Él conoce aquellas
cosas por las cuales haz llorado tanto, aquellas decisiones que has tenido que
tomar, aquellos momentos donde tu fe es puesta a prueba, aquellos momentos de
dolor y de soledad que han tocado tu puerta. Por eso te digo que Dios está contigo, y tal vez tú lo sabes pero lo
quiero decir otra vez: “Dios está contigo”. Por descorazonadoras y
catastróficas que sean las circunstancias presentes, sabemos que no estamos
solos, Dios tiene un propósito, pues él
está con nosotros en los momentos de mayor aflicción y soledad, él está con
nosotros en cada momento,
porque su amor no se rinde, él no se cansa de amarte. Dios espera que podamos
dejar de luchar por nuestras propias fuerzas y capacidades y entreguemos todo a
él, dejando que él nos lleve entre sus brazos.
Hoy quiero motivarles a que no se rindan, no dejen
de luchar. Mientras mayor es la lucha,
mayor es el triunfo. Mientras mayor es la enfermedad, mayor es la sanidad
de Dios. Mientras mayor es la desesperanza, mayor es la esperanza en Dios,
Mientras mayor es la incapacidad, mayor es la fuerza y el poder de Dios. Así
que no se rindan.
Porque Dios te dice
Isaías
41:10
No
tengas miedo, pues yo estoy contigo;
no temas, pues yo soy tu Dios.
Yo te doy fuerzas, yo te ayudo,
yo te sostengo con mi mano victoriosa.
no temas, pues yo soy tu Dios.
Yo te doy fuerzas, yo te ayudo,
yo te sostengo con mi mano victoriosa.
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